Cuando hablamos de cocina de invierno y sobre todo de nuestra cocina, la chilena, hacemos un viaje en el tiempo; por que nos encontramos con muchas recetas que nos evocan a lo tradicional, lo familiar y nuestros recuerdos de niñez.
Jamás podemos negarnos a un delicioso plato de guiso, charquicán, cazuelas y carbonadas o a alguna legumbre, ya sean lentejas, unos ricos garbanzos y porotos con riendas. O también a los sabores dulces como lo son los calzones rotos y los tan afamados picarones, esa deliciosa masa oxigenada y suave bañada en un delicioso almíbar de azúcar, aromatizada con naranja, canela y clavos de olor que nos dan este golpe de calor dulce que necesitamos en este invierno con estas bajas de temperaturas que el cuerpo necesita.
Los chilenos también somos muy fanáticos de las masas y es por eso que en esta categoría también entran las sopaipillas, y nuestras famosas pancutras o pantrucas estas famosas tiras de masas que nuestra abuelita disponía en sus brazos y mientras hacían ebullición este caldo de cocimiento o simplemente de los huesitos de vacuno, iba incorporando una a una hasta que se complementaban con las verduras, todo esto acompañado de pan amasado o tortillas de rescoldo.
Para hacer más ameno el comedor, no podía faltar el ají cacho de cabra que aumenta aun más nuestro calor en el cuerpo, cuando este se agrega a la sopa ( nos llega a transpirar la nariz) y más si apagamos este fuego con unas deliciosas cebollas escabeches untadas con sal y merquén.
Podemos estar horas hablando y conversando de estas deliciosas recetas que vemos día a día en nuestro hogar. Ver como mágicamente nuestras abuelas cocinaban a cocción lenta, y por unas horas este sabor se concentraba hasta las 13:00 hrs para poder almorzar. Mágicamente hacía todo mientras la olla hervía lentamente. Siempre me pregunté como puedes hacer todo y tener este almuerzo tan mágico, y es ahora donde entiendo el respeto y amor a la cocina que lentamente debe entregar su sabor.
La reflexión de hoy es a viajar por el tiempo en estos tiempos de pandemia, compartir y recordar que la cocina nos reúne, nos hace recordar y nos hace poder estar cada día más juntos; ¡Y qué mejor! Degustando estas ricas recetas que día a día nos acompañan a todos los chilenos.
Dedicado a todas las madres que hoy luchan día a día para mantener ese calor de hogar que necesitamos.
A mi Nancy con cariño.
