Bartender: Felipe Diaz Muñoz.-
Edad: 28 años.-
Ciudad: Si bien soy de Arica he vivido en varias ciudades al igual que países. Actualmente vivo en Castro, Chiloé.-
¿Por que decidiste ser Bartender?
Siempre me ha gustado la gastronomía. Mi padre desde pequeño me enseñó a cocinar. Él tiene muy buena mano, un excelente sazón y lo que más me inculcó es el amor por preparar algo con tus manos y más si otra persona es quien lo va a disfrutar. Pero ser bartender y profesionalizar un oficio, fue difícil.
Yo descubrí tarde el mundo detrás de las barras. Cuando estudiaba enfermería estaba buscando trabajo y un compañero tenía un bar en Arica llamado Tacuba, entré ahí como copero y fue todo un mundo nuevo para mí.
Yo siempre estuve ligado al deportes y lo que conocía de alcoholes era poco y nada. De hecho soy super mal bebedor (mis amigos y colegas más cercanos pueden dar fe de ello). Prefiero ir a comer en vez de ir a tomar.
Entonces, el ver distintas preparaciones, el interactuar con la gente, ver distintos cócteles, me llamó muchísimo la atención y empecé a observar como el bartender lo hacía. Hasta que logré aprenderme las recetas solo mirando. Sin embargo, como yo estudiaba – tengo un hijo- me incliné por el lado del servicio ya que como garzón más las propinas ganaba muchísimo más, pero siempre quedé con esas ganas de trabajar en barra algún día.
Hasta que una vez llegó un garzón a trabajar con nosotros. Él tenía mucha experiencia ya que gran parte de su carrera lo hizo en cruceros. Él me contó que había un mundo muy amplio en la coctelería, que se podía hacer carrera y que dependía netamente de las ganas que le pusiera uno y que tan lejos uno quisiera llegar. Ahí fue cuando me entraron las ganas de explorar el mundo a través de los sabores.
Les comuniqué a mis viejos que no estudiaría más y que me dedicaría a viajar a través de la coctelería. Mi padre no se lo tomó para nada bien y mi madre me dijo que si ella tuviera mi edad ya hubiese dado la vuelva al mundo. Con las palabras de mi madre pesqué lo poco y nada que tenía de plata, un par de pilchas, mi tabla de bodyboard y empecé a recorrer Chile.
Ya llevo cerca de 4 años viviendo en distintas ciudades y países. Definitivamente es algo que no me arrepiento y hacer lo que realmente te gusta es una sensación impagable y sobre todo porque en tu trabajo se ve reflejado.
¿Cuál es tu primera experiencia en el rubro?
Tacuba Music Bar en Arica, ahí empezó el amor por el rubro siendo copero. Bueno, hasta el día de hoy lo sigo siendo.
¿Cuál ha sido tu mejor vivencia detrás de una barra?
Es dificil escoger la mejor vivencia. He tenido muchísimas, pero si tuviera que escoger sería a la gente que se conoce en el rubro, ya sean colegas, clientes, etc. Es muy bonito cuando colegas se transforman en amigos y después son como un miembro de la familia. También me ha pasado con clientes que se transforman en familia y pese a la distancia seguimos en contacto. Sí, definitivamente los lazos que se forman detrás de una barra o frente a ella es la mejor experiencia que he vivido y espero seguir teniendo esas vivencias.
¿Cuáles son los aspectos que crees se deberían mejorar en el rubro?
Para mí es la educación. Aunque suene cliché, pero es cierto. Principalmente por quiénes trabajamos en el rubro, para así profesionalizarse y poder educar a nuestros comensales para que ellos tengan la mejor experiencia.
He tenido la suerte de trabajar en lugares donde el servicio es primordial. Donde hay una linda sincronización y sintonía de todas las áreas y eso se ve reflejado en los comensales como disfrutan de toda la experiencia.
Eduquémonos para mejorar nuestro servicio, para mí esa es la clave.
¿Cuál es tu coctel favorito?
Como dije antes, soy super malo para beber, prefiero ir a comer. Eso sí, apaño a todo. Pero si tuviera que escoger mi coctel favorito sería sin duda el Rum Fashioned, me encanta esa reversión que en vez de agregarle Whisky, hacerlo con Ron. Igual la Piscola no falla.
¿Qué consejo darías a las personas que se viene integrando al rubro?
Hay varios consejos que uno puede dar. Empezaría con decir que nunca pierdan las ganas de seguir aprendiendo. Yo cada día me doy cuenta que entre más aprendo menos es lo que sé y eso es lo bonito de este mundo gastronómico, que siempre hay algo que aprender, algo que descubrir, algo que realizar.
Otro consejo sería a no temer equivocarse, de los errores se aprende más que los aciertos. Eso ha sido fundamental para mi carrera y me ha ayudado muchísimo en encontrar mi estilo en la coctelería, que es una coctelería artesanal.
Y por último nunca dejemos de ser los mejores barback, el mejor copero y siempre sirvamos un coctel con una sonrisa.